A pesar del frío reinante estos días, el gentío llena cada calle y cada plaza del casco histórico de la ciudad en la Vigésima edición de éste acontecimiento. Nuevas calles se han sumado en esta edición para acoger tantos puestos que junto a la agenda cultural hace las delicias del público presente a diario por el recorrido monumental.
La mejor jornada se vivía en la mañana del sábado, que con un poco de menos frío y el sol reinante, proporcionó la asistencia masiva de cacereños y muchos visitantes desplazados desde varios lugares del territorio Nacional. El colorido de los puestos, la decoración de las calles y plazas junto al vestuario de los dependientes de los puestos, nos traslada a una ciudad medieval de los siglos XV – XVI, haciéndonos vivir por momentos el encanto y el embrujo de cómo se vivió en aquella villa cacereña.
Aquella ciudad que albergaba tres culturas tan distintas, pero a la vez tan solidarias demostrando que se podía convivir sin ningún tipo de conflicto entre ellas, hoy se puede ver y sentir en los distintos puntos de la ciudad antigua de Cáceres, siendo una de las ciudades que mejor plantea este evento a nivel Nacional.
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