La gran participación de dragones elaborados en los distintos colegios y centros educativos, proporcionaron un largo desfile por las principales calles y avenidas de la ciudad, acompañadas por bellas coreografías a ritmo mudéjar ofrecido por dos bandas de cornetas y tambores, así como la propia música que aportaban los participantes cercanos al millar, junto a los jinetes simuladores de Moros y Cristianos, como marca la leyenda.
Ya entrada la oscuridad de la noche y ante un público que abarrotaba la Plaza Mayor, se escenificaba la conquista de la ciudad por las tropas de Alfonso IX, en un ambiente de luz y sonido que hacía espectacular las vistas del recinto amurallado.
Todo finalizaba con la quema del dragón y una pirotécnica de fuegos artificiales, que iluminó el cielo cacereño de múltiples estrellas fugaces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario