Ayer se celebró en la Parroquia de San Mateo y sus calles aledañas la procesión de la Virgen de las Candelas. Partiendo de su ermita, la Virgen subió por la Torremochada hasta Santa Clara, acompañada siempre por numerosos fieles que portaban sus velas. El paso estuvo dirigido por Santano, que en varias ocasiones cedió el testigo a Víctor Barrantes. Tras el paso por la Puerta de Mérida, la comitiva enfiló la calle Ancha llamando la atención de los turistas en el Parador y en la Plaza de San Mateo. Una vez en el templo del apóstol evangelista, se ofició la misa con un público que abarrotaba la gran nave central de la Iglesia. Al finalizar la misa, el cortejo regresó hasta la Ermita siempre con los cantos de la feligresía. La nota curiosa de la jornada la puso una paloma, que no salío a volar tras la suelta justo a la salida de la procesión, permaneciendo en el paso durante la procesión de subida, la misa y la recogida en la propia Ermita.
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