A las siete de la mañana se abrían las puertas del templo de Santa María, para acoger a los peregrinos que asistieron a la Eucaristía presidida por el Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, D. Francisco Cerro, acompañado por numerosos sacerdotes, así como el Capellán Castrense, D. José María Batuecas y el Director Espiritual de la Cofradía de la Montaña, D. Florentino Muñoz.
En los exteriores aguardaban la salida las Autoridades Civiles y Militares y muchos fieles que no cogían en la Iglesia. A las nueve en punto a los acordes del Himno Nacional, salía la Reina de los Cacereños, con Manto azul regalado por los Hermanos de Carga en al año 2003 y claveles blancos, lucía de forma especial.
Transcurrió la procesión por el arco de la Estrella, Plaza Mayor, Pintores, San Juan, Sergio Sánchez, Pizarro, Fuente Nueva, puente de San Francisco, Santa Carlota, Mira al Río, y Fuente del Concejo. En el transcurso del mismo numerosos actos se hicieron presente en homenaje y despedida de la Virgen, como la Cofradía de los Ramos, las Monjas de Santa Clara, los vecinos de Fuente Nueva, el canto hecho oración por Felisa, las palomas de la Señora Antonia, ya sus descendientes que sigue manteniendo esa tradición de su madre. Ya en Fuente del Concejo las Oraciones y Bendición de D. Francisco, y la entrega del bastón de la ciudad a la Alcaldesa Elena Nevado por parte de la Cofradía, ponía fin a la procesión oficial, a partir de ese momento y con el Redoble de fondo, interpretado por la Asociación Banda Municipal de Cáceres, y cantada por los cientos de cacereños, congregados alrededor de la Patrona, comenzaba la subida a ritmo frenético por los Hermanos de carga. Por el camino se quedaron lágrimas de emoción y de despedida, besos y vivas a la Madre,durante todo el recorrido, se ponía fin a doce días de estancia en nuestra ciudad, de la Virgen y Patrona de Cáceres. Sobre las 13,00h con una petalada de flores por parte de las Hermanas que viven y atienden la casa de ejercicios de la Montaña, y con las oraciones hechas canto del Coro Rociero, llegaba a la explanada la Santísima, allí, con un sol justiciero se celebraba la Misa de Hermanos y de Romeros, para después entrar en el Santuario a la Virgen y colocarla en su Altar principal. Finalizando con el Homenaje en el Hoyo a los Hermanos difuntos de la Cofradía y la comida de Hermandad. Ya desde su altura vuelve a ser el faro secano de la marisma cacereña, y punto referente de todo el que se acerca a la ciudad vista desde los cuatro puntos cardinales, ella desde ahí nos vuelve a proteger bajo su manto, y a alumbrar en nuestro caminar diario, hasta el año que viene.
Les dejamos con la imágenes ofrecidas por TuSemanaSanta.com.
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